¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual habéis recibido de Dios, y que no sois vuestros? | 1 Corintios 6:19
Una de las determinaciones que pueden cambiar nuestra vida es aceptar o no quienes somos, y hacia donde vamos en la vida.
A menudo me veo en el espejo, y lo primero que me llama la atención es ver mi cabello cano cada vez mas notorio, y esto como una herencia de mi padre que desde niño a pesar de ser jóven, siempre mis recuerdos son verlo con sus canas sobresaliendo mas que su cabellos oscuro; además, me veo mi rostro con algunas marcas de edad, las cuales no son muchas, pero si hacen notar una diferencia que ya no soy el mismo de antes.
Tengo 36 años al momento de escribir estos parrafos. Por lo cual tambien reconozco que ya no tengo la misma juventud de hace unos 10 años atrás. Sobre todo por mi físico que debido a los descuidos, ya no luzco como era antes, y después de algunos problemas de salud, ya no me recupero como solía.
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No soy solo quien los demás piensan que soy... soy lo que Dios quiere que sea...
Pareciera que el espejo dicte quien realmente soy y no como me siento, pues a pesar de decir que ya soy un adulto (físicamente) aun me siento con una juventud mental que siento que no hace justicia a mi forma de pensar.
Mi Imagen de acuerdo a Dios.
Recuerdo que un día me vi en el espejo y me sentí tan descepcionado de mi mismo, sabiendo que hay personas que mi edad se ven de mucho mejor forma, que incluso me llegaba a cuestionar si realmente ese soy yo.
Lo primero que tuve que entender es que la importancia de quien soy yo no la debe de fijar mi apariencia, sino mas bien lo que hay dentro de mi. Y es aquí donde recurrí al que me creo, y decirle a Dios: Dime quien soy yo? y simplemente me respondió: Tu eres mi hijo.
Allí fue donde acepté que mi valor realmente me lo da lo que puedo ser y quien realmente soy yo mas que mi físico, siendo mi madurez espiritual y personal (sin ser pretencioso) mi mayor valor. Soy lo que Dios espera de mi, y no lo que la gente dice que soy, asi de sencillo.
Expectativa vs Realidad
Al entender que soy lo que Dios desea de mi, tuve que tomar un valor aún más de lo que podía reconocer que estaba sucediendo. Siendo asi, enfrenté varias situaciones, entre ellas reconocer que la gente nos sigue calificando o etiquetando por lo que ellos piensan de nosotros, aun sin saber los procesos que hemos pasado o sin saber el esfuerzo que ponemos día a día para superarnos. Esto mismo no aporta nada a la idea de que Dios espera mas de mi, incluso nos hace dudar.
La expectativa que generamos con esa persona que desea realmente ser una persona nueva y diferente, tiene que ir pasando procesos complicados, como que las personas aun nos critican por lo que pudimos ser en el pasado o incluso porque no concuerda con el estandar de lo que ellos pretenden que seamos.
En mi caso, padecí del grave problema de creer lo que los demás decian de mi... pero mi realidad era otra, al final entendí que mi proceso me dejó enseñanzas las cuales valoro y comprendo que me hicieron mejorar en todos los aspectos. También que fisicamente no busco satisfacer al gusto de otros o de un estandar, sino de mi propia salud.
Cambio Físico y Espiritual
Mi vida personal, comencé a tratarla como mi vida espiritual, empecé a hacer cambios que pudieran generar resultados, y entre ellos cambié mi alimentación y mejoré mi actividad física. Lo cual me ha generado hasta el momento muy buenos resultados. Lógicamente ligado a lo espiritual, cada vez que me esfuerzo y veo resultados, me motiva mas a seguir adelante. Además me valoro por ser el templo del Espiritu Santo, y no deseo ofrecer hospedaje de una manera descuidada o abandonada.
Al igual que la lectura y oración, mis habitos personales de alimentación y actividad provocaron cambios en mi para bien, lo cual generó el impulso de seguir a pesar de los sacrificios que esto pudiera representar. Ahora al lograr un equilibrio en mi espiritu y mi cuerpo, me siento mucho mejor.
Mi concepto de mi mismo, ahora, lo establece Dios, no lo que los demas opinen de mi, no por un sentido narcisista, sino porque realmente hoy, mi meta es agradar a Dios y no a los que me rodean, ya que si lo tengo a Él, lo demas viene por añadidura.
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